Filosofía de ministerio

Las declaraciones siguientes son la manera en la que se realiza el ministerio en nuestra amada iglesia. Estos principios son bíblicos e  inalterables. Esta filosofía define el porque de lo que hacemos como iglesia. 

La filosofía de ministerio sirve para impulsar la comunicación con la congregación para mantener un enfoque consecuente unificado

La filosofía de ministerio funciona para mantener constantemente presente el propósito y la dirección global de la iglesia.

Principios esenciales

Principio 1

El ministerio debe estar centrado en Dios y no en el hombre. Por lo cual, se debe tener un alto concepto de Dios, mismo que resulta de un efecto santificante en el hombre y que produce una conciencia en todas las áreas de su vida; a fin de que adore a Dios y no tolere el pecado en su vida (cp. Is. 6:3; Lc. 5:8; Jn. 4:13–24); sino que viva aplicando las verdades bíblicas a su vida diaria.

Principio 2

Alta estima a la perfecta palabra de Dios (inspiración, infalibilidad, autoridad, suficiencia, inerrancia).

Principio 3

Una antropología correcta. El hombre fue diseñado a la imagen de Dios para glorificarle a Él, aunque a causa del pecado busca su propia gloria (Ro. 3:23). Es decir, no puede hacer nada bueno delante de Dios (Ro. 3:10-18) debido a su corazón engañoso (Jer. 19:9-10). Por lo cual, está incapacitado para volver voluntariamente a Dios; por tanto, necesita una obra de gracia.

Principio 4

Llevar a los creyentes a una relación más profunda con Dios y a ser más semejantes a Cristo por medio de la exposición de la Palabra de Dios y el cuidado de sus almas (cp. Ef. 4:12; He. 13:17). Esto es posible a través de una enseñanza centrada en promover la santidad, la confrontación al pecado, el consuelo al atribulado y la esperanza para los santos.

Principio 5

Aunque es necesario cultivar de manera personal una relación con Dios, no se puede concebir una vida en Cristo separada del cuerpo local. Como Iglesia se glorifica a Dios (1 Co. 10:31; Heb. 13:15). Además, como cuerpo de Cristo, existe una comunión entre creyentes que se motivan constantemente a una edificación mutua (Ef. 3:16-19;4:12-16; Ro. 12:15). La Iglesia se concibe como un lugar para bendecir a los demás creyentes con el ejercicio de los dones que Dios ha regalado (cp. 1 Co. 12-14; Ef. 4; 1 Pe 4:10). 

Principio 6

Las familias también forman parte del Cuerpo de Cristo, por lo tanto, el orden establecido por Dios para la familia es de vital importancia. Por lo tanto, es de vital importancia para la congregación que se persigan piadosamente los roles en el matrimonio y la familia, tal como Dios lo establece en las Escrituras (cp. 1 Pe. 3:1-7).

Principio 7

Aplicación de la disciplina bíblica, con la finalidad de restaurar espiritualmente a aquel que vive en rebeldía contra la voluntad de Dios. Entendiéndose que no tiene la finalidad de hacer justicia propia, sino para restaurar según el mandato de Cristo (cp. Mt.18:15).

Principio 8

Un liderazgo bíblico con varones cualificados que reflejen el carácter de Cristo y sirvan como modelo para la iglesia local (cp. 1 Ts. 2:4–12; 1 Ti. 3:1–13; Tit. 1:5–9), con la finalidad de capacitarles para andar en las buenas obras que Dios ha preparado (cp. Ef. 2:10; 4:12–13). 


El liderazgo de la iglesia está reservado para el varón según el orden establecido por Dios (cp. 1 Ti. 3:2, 12; Tit. 1:6). Estos hombres conforman una pluralidad de ancianos a los que Cristo les ha conferido autoridad (cp. 1 Ti. 5:17; St. 5:14; Fil. 1:1; Tit. 1:5; Hch. 20:28) y están dedicados a velar por las ovejas de Cristo (cp. St. 5:14; 1 Pe. 5:1–5; Hch. 20:28–35). 


El rol de los diáconos en la congregación. Ellos son de gran ayuda para los ancianos que gobiernan; principalmente para suplir las necesidades de la iglesia (cp. Hch. 6:2; Jn. 12:26; Ro. 13:3–4).


Mientras los ancianos tienen la tarea de liderar y alimentar espiritualmente al rebaño de Cristo; los diáconos sirven de apoyo a los pastores sirviendo a la Iglesia.



Principio 9

El rol de la mujer en la congregación. Si bien, la mujer es considerada de alta estima y de igual valor delante del Señor, las Escrituras enseñan la distinción de roles dentro de la congregación. Por lo cual, el rol de la mujer debe ser ejercitado dentro de lo ordinario de la congregación y con la finalidad de enseñar a las mujeres más jóvenes el sentido de piedad en el matrimonio (cp. Tit. 2:3–8).

Principio 10

Un compromiso continuo en cumplir la gran comisión que Jesús ha dejado de hacer discípulos en todas las naciones; lo que exige un enfoque en las misiones y la plantación de iglesias locales (cp. Mt. 28:18–20).

Estos principios son esenciales y básicos para nuestra iglesia y tienen el propósito único de ser fieles a lo establecido por Dios en Su Palabra.